Cuentan de un monje zen conocido por su gran sabiduria.
Un guerrero poderoso supo de su existencia i decidio visitarlo. El gerrero se presentó ante el monje i le preguntó donde estaban el infierno i el cielo. El monje permaneció imperturbable meditando. El guerrero entró en cólera y amenazó al monje con la cara enrojecida. El monje permaneció imperturbable meditando. El imponente guerrero, fuera de sí, sacó su espada para matarlo. El moje dijo entonces: esto es el infierno. El guerrero comprendió al momento, se calmó i se postró ante el monje. El monje dijo: esto es el cielo.